El cultivo y el procesamiento de cocaína en Colombia se encuentran en declive, pero las ciudades más importantes del país ahora enfrentan una nueva plaga: las drogas sintéticas.
El área de coca sembrada en el país se redujo por lo menos 25% entre 2011 y 2012, según el Informe Mundial de Drogas 2013 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
En 2013, el ejército y la policía lanzaron una ofensiva militar que ha dificultado el paso de la droga hacia el extranjero. Sólo en diciembre la fuerza pública ha decomisado cerca de cuatro toneladas de cocaína, cuyo valor se calcula en cerca de $100 millones de dólares.
Sin embargo, en ciudades como Bogotá, las drogas sintéticas son actualmente los alucinógenos más consumidos por los jóvenes, incluso por encima de la marihuana, la cocaína y la heroína, según la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia (PNC).
En la capital colombiana hay alrededor de 130 puntos de venta de drogas sintéticas, según un estudio del Observatorio de Drogas Ilícitas y Armas de la Universidad del Rosario publicado en abril de 2013.
Según el estudio, el perfil de los compradores de esta clase de drogas no es el mismo que el de los demás alucinógenos. Un gramo de cocaína de mala calidad puede conseguirse por tan sólo 10,000 pesos ($5.19 dólares), y una dosis de marihuana Punto Rojo, la más económica, puede comprarse por 2,000 pesos ($1 dólar).
El caso de las drogas sintéticas es diferente.
“Hay un alto nivel de consumo en las clases media y alta, en lo que se clasifica como estratos 5 y 6”, dijo Viviana Manrique, directora del Observatorio de Drogas Ilícitas y Armas de la Universidad del Rosario.
En parte debido a esto, los traficantes buscan ofrecer una gran cantidad de variedades con nombres y figuras llamativas que capten la atención de los jóvenes de estas clases sociales, dijo la mayor Diana Castellano Torres, jefa del área de Prevención de la Dirección Antinarcóticos de la PNC.
En Bogotá, por ejemplo, se comercializan más de 45 tipos distintos de estas drogas, cuyos precios oscilan dependiendo del lugar, la hora y la clase de sustancia que se busque.
Los precios de las pastillas fluctúan entre los 10,000 y los 100,000 pesos colombianos ($5.19 y $51.90 dólares), dijo la mayor Diana Castellano Torres.
“Es menos costoso cuando se compran a las 7 p.m. comparado con las 3 a.m., y en general los precios suben si el lugar de venta es cercano a las discotecas”, agregó.
La gran variedad de drogas sintéticas plantea diversos riesgos de salud para la población. Según la PNC, los traficantes de esta clase de productos tienden a mezclar sustancias como la metanfetamina, el LSD y la cocaína con medicamentos comunes tales como el viagra, el acetaminofén, el ibuprofeno y la loratadina.
Estas mezclas, en ocasiones aleatorias, pueden incluso llegar a causar la muerte, según el estudio de la Universidad del Rosario.
El problema se replica a nivel mundial. El número de nuevas sustancias psicoactivas – compuestos aún no controlados por tratados de drogas internacionales – creció cerca de 50% entre 2009 y 2012, según el Informe Mundial de Drogas 2013 de la ONU.
A nivel mundial, fueron catalogadas 251 nuevas drogas psicoactivas, la mayoría de las cuales son difíciles de regular en gran medida porque se comercializan mediante el microtráfico.
“Son drogas muy pequeñas y son muy fáciles de esconder”, dijo la mayor Diana Castellano Torres. “Además, se encuentra mucha información sobres estas sustancias por internet. De esa manera, los jóvenes acceden fácilmente a estas drogas”.
Otro problema para controlar estas sustancias se relaciona a su producción. Muchas de ellas se producen en laboratorios caseros utilizando medicamentos importados legalmente desde lugares como Europa. Debido a esto, no es posible controlar los medios de producción, tal y como se intenta hacer con la hoja de coca.
“No podemos llegar al punto de penalizar todas las sustancias químicas porque hay sustancias para el hogar, la farmacia, etc., que tienen que ser comercializadas”, dijo la mayor Diana Castellano Torres.
La PNC hace decomisos y redadas para tratar de detener la comercialización de este tipo de drogas, pero en la mayoría de casos las cantidades incautadas son mínimas – un par de kilogramos, cuando mucho. En otros casos, los traficantes usan a menores de edad para transportar las drogas, por lo que es imposible judicializar a los verdaderos criminales.
Por ello, la prevención es fundamental, según las autoridades.
Desde hace 15 años, el área de Prevención de la Dirección Antinarcóticos de la PNC viene realizando un programa de educación nacional con niños entre cinco y 18 años. La iniciativa se compone de cinco módulos pedagógicos que buscan dar a conocer los efectos de las drogas y reforzar las habilidades de toma de decisiones de los jóvenes.
Anualmente, cerca de 540,000 niños en 1,500 instituciones participan en el programa, el cual fue galardonado recientemente con el Premio Reina Sofía de España.
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