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Informe del GAO: la estadidad desnuda

Pasadas varias semanas desde que se hizo público el informe del Government Accountability Office del Congreso (GAO, por sus siglas en inglés) sobre las implicaciones de la estadidad para Puerto Rico y anticipando que pronto la Asamblea Legislativa va a tener que comenzar a trabajar el tema del status, me siento en la obligación de compartir mis reflexiones sobre el documento y sus conclusiones.

Luego de escuchar las reacciones tradicionales y en muchos casos superficiales que ha habido a este importante documento, procede una reflexión más profunda. Curiosamente, hasta ahora, casi todas las reacciones han elogiado el informe, aunque unas lo han hecho anticipando bonanza para ciertos individuos y otras la quiebra total del gobierno. Sin embargo, todas fallan en entender y explicar lo verdaderamente revelador del documento: cómo quedará la economía de Puerto Rico bajo la estadidad.

La aportación más valiosa de este informe es que destruye dos de los grandes mitos (o demagogia) del dogma estadista puertorriqueño. Primero, que la estadidad es un modelo de desarrollo económico. El informe, desde sus premisas, su análisis y sus conclusiones, destruye esta aseveración. La estadidad no es un modelo de desarrollo económico. La estadidad es, simplemente, una forma de organizar política y gubernamentalmente una federación. Lo que hace la estadidad, y por ende el estudio analiza, es cómo se aplican las reglas de organización fiscal a un posible estado federado puertorriqueño.

Por muchos años, al escuchar a los estadistas del patio, parecería que están vendiendo una especie de socialismo estadista, que la estadidad para Puerto Rico significa que nos va a tocar parte de la producción petrolera de Texas, y de las ganancias de Hollywood, y de la bonanza de Wall Street, y del turismo de Orlando. Pero la realidad es que la estadidad no tiene nada que ver con “redistribución” de la riqueza. Cada estado tiene la prosperidad económica que genera con sus propios recursos naturales y humanos.

Desde que tengo uso de razón escucho a los estadistas comparar la economía de Puerto Rico con la de Mississippi, para decir que la nuestra es mucho más pobre que “la del estado más pobre de la nación”. Esa afirmación pro estadista siempre me lleva a hacer las preguntas que los estadistas nunca contestan: ¿Por qué pasan los años y Mississippi sigue siendo el estado más pobre? ¿Es que acaso la estadidad no les ha funcionado? Para los que quieran leer en profundidad el informe del GAO, las respuestas a esas preguntas están ahí, la estadidad no es un modelo de desarrollo económico.

El segundo mito estadistas que destruye este informe es que la aplicación de los programas federales y de las leyes contributivas federales significará una bonanza para Puerto Rico y los puertorriqueños. El informe concluye lo contrario. La imposición del sistema contributivo estadounidense, un sistema diseñado para la economía más poderosa y firme del mundo, a una economía pobre y en desarrollo como la de Puerto Rico, tendrá el efecto de destruir nuestra economía.

La razón para esto es sencilla y lógica. Los sistemas contributivos se diseñan para afectar las realidades económicas del país al que le van a aplicar, no a las realidades de otro país. Pensar que la realidad económica de Puerto Rico es similar a la de Estados Unidos es un engaño y los números del informe lo demuestran.

Del lado de las nuevas asignaciones que recibirá Puerto Rico de convertirse en un estado, el informe del GAO concluye luego de analizar los programas federales más importantes, que la isla recibiría alrededor de $5,200 millones anuales. De salida, esta suma no aparenta ser muy impactante desde el punto de vista de impulso económico, especialmente si se contrasta con la experiencia más reciente. En el 2009, bajo la ley de estímulo económico federal del Presidente Obama, Puerto Rico recibió $6,887 millones en fondos ARRA, y todos sabemos que sus efectos sobre la economía puertorriqueña fueron mínimos.

Pero donde está la realidad cruda de los costos de la estadidad es en el análisis que hace el GAO sobre el impacto de la aplicación de las contribuciones federales a la economía puertorriqueña. Tomando como base los datos para los años 2009 y 2010, el GAO estima que bajo la estadidad los individuos y corporaciones hubiesen pagado $7,200 millones en contribuciones en un año. Esto es lo que pagaríamos después de aplicar el crédito por trabajo, o Earned Income Tax Credit que estaría en vigor bajo la estadidad. Es decir, aportaríamos más de lo que recibiríamos. Pero lo que no dice el GAO, pero es de fácil constatación con los números oficiales, es que en el año fiscal 2009-2010 los individuos y las corporaciones pagaron al gobierno de Puerto Rico $4,170 millones en contribuciones bajo el ELA, mucho menos que lo que hubiésemos pagado bajo la estadidad.

Veamos los números detenidamente en la siguiente tabla en la que comparo los números del GAO con los que se obtienen de los presupuestos oficiales del Gobierno de Puerto Rico:

Pago de contribuciones sobre ingresos federales bajo la estadidad según informe del GAO (2009-2010)Pago de contribuciones sobre ingresos al gobierno de Puerto Rico según datos oficiales del Departamento de Hacienda (2009-2010)Aumento neto en el pago de contribuciones sobre ingresos de individuos y corporaciones bajo la estadidadAumento porcentual en el pago de contribuciones sobre ingresos de individuos y corporaciones bajo la estadidad
$7,200 millones$4,170 millones$3,030 millones72%

En este renglón es que está el efecto devastador de la estadidad sobre nuestra economía. Si hoy nos quejamos de las altas contribuciones sobre ingresos que pagamos, el informe del GAO, bien leído, bien analizado y comparado, nos evidencia que la estadidad significará un aumento de por lo menos 72% en la contribución sobre ingresos de los sectores productivos del país. A este número de por sí devastador, hay que añadirle que el informe hace ese estimado en relación a las contribuciones corporativas bajo la estadidad, tomando en cuenta el éxodo de una porción alta de las industrias americanas que se encuentran en Puerto Rico, que según el documento abandonarán la isla para no pagar contribuciones federales.

En palabras sencillas, ese aumento de 72% o $3,030 millones adicionales, los pagaremos los individuos y corporaciones puertorriqueñas. Y encima, tendremos que lidiar con el aumento en el desempleo que se va a generar con la ida de las industrias americanas y con buscar los recursos para que el gobierno de Puerto Rico pueda operar (porque en esos números que comparto, no está cuánto tendríamos que pagar al gobierno del estado de Puerto Rico para que éste puedo operar).

Puerto Rico vive momentos de profunda crisis económica y fiscal. Necesitamos cambios estructurales profundos. Para mí, y lo he dicho anteriormente, esos cambios tienen que estar vinculados a una revisión de la presente relación política y económica con los Estados Unidos. Pero ya el GAO nos adelantó parte de la discusión, nos presentó la estadidad desnuda. Y el retrato no es muy bonito. Es claro que la estadidad no está diseñada para Puerto Rico y no beneficia a los puertorriqueños. Esa es la conclusión definitiva del informe del GAO. Nos falta entrar pronto en la discusión profunda y seria de cuáles son nuestras alternativas reales.

Aníbal Acevedo Vilá es un político y abogado puertorriqueño quien sirvió como el noveno gobernador electo de Puerto Rico (2005-2009) por el Partido Popular Democrático. Es egresado de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Puerto Rico. Sirvió también como Comisionado Residente en Washington (2011-2005) y como legislador en la Cámara de Representantes de Puerto Rico.

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