Un día después de tres atentados contra católicos en Irak, el papa Francisco dirigió el jueves su habitual oración del Angelus para denunciar la discriminación y la violencia que todavía sufren los cristianos en diversos países del mundo.
Francisco pidió un minuto de silencio durante su homilía en la plaza de San Pedro para orar por los “cristianos quienes son injustamente acusados y están sujetos a todo tipo de violencia”.
El Sumo Pontífice también comparó a los perseguidos con los primeros mártires de la iglesia Católica justo el día en que se recuerda al primer mártir de la iglesia, San Esteban.
De igual manera Francisco mencionó que actualmente hay más católicos que sufren “discriminación” y “violencia” que en los primeros tiempos de la cristiandad, incluso en aquellos países donde las leyes garantizan la libertad de credo, pero solo en papel.
Este año se produjeron varios incidentes de intolerancia contra la minoría católica en Egipto, Indonesia, Irak, Sudán, Nigeria, entre otros.
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