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A 30 años de la invasión de Estados Unidos a la isla caribeña de Granada

Este viernes, 25 de octubre, se cumplen 30 años de la invasión de Estados Unidos a la isla caribeña de Granada. Ese día del año 1983, más de siete mil soldados estadounidenses invadieron esa isla de apenas 344 kilómetros cuadrados. Washington alegó para la invasión que sus 90,000 habitantes y su Gobierno socialista amenazaban la seguridad de Estados Unidos. Las tropas estadounidenses permanecieron en Granada más de un año, poniendo fin a la revolución denominada “People’s Revolution” bajo el liderato del primer ministro Maurice Bishop.

Desde la década de los años 50, Granada estuvo bajo el dominio del Gobierno conservador de Eric Gairy, un ex abogado sindical, que pasó a ser el primer ministro de la isla caribeña. El Gobierno corrupto de Gairy se mantuvo en el poder con el apoyo de Washington y Londres. Bajo su mandato, se prohibió la prensa opositora y se implantó el terror mediante grupos de choque armados.

No fue hasta la década del 1960 que se fundó un movimiento opositor de liberación nacional fuerte, denominado el “New Jewel Movement”, dirigido por Bishop. El 13 de marzo de 1979, militantes armados del movimiento “New Jewel Movement” ocuparon el cuartel y la radio local. Acabaron con la dictadura y dieron inicio a la revolución del pueblo.

Infantilismos ideológicos, el afán desmedido de poder del segundo del partido “New Jewel Movement”, Bernhard Coard, y manipulaciones políticas injerencistas desde el exterior de Reino Unido, la antigua metrópolis imperialista de lo que fue su colonia en el Caribe, así como de la potencia imperial dominante en el mundo, Estados Unidos, coadyuvaron a un escisión interna el movimiento “New Jewel” y su revolución del pueblo de tendencia socialista.

Estados Unidos y Reino Unido temían el surgimiento de otra Cuba socialista en el Caribe. Granada posee una ubicación estratégica frente a la costa venezolana. Advenido Bishop y su revolución socialista al poder, Washington logró congelar todos los créditos internacionales a Granada, rodeándola de un mundo financiero hostil. Financiaba, a su vez, una oposición contrarrevolucionaria que provocara inestabilidad política.

Bishop comenzó la construcción de un nuevo aeropuerto internacional en el extremo sur de la isla. El financiamiento provino de Cuba, aunque la mayor parte de la infraestructura del aeropuerto fue diseñada por contratistas europeos. El entonces presidente estadounidense Ronald Reagan acusó a Bishop de utilizar el nuevo aeropuerto como base militar soviética.

En 1980, agitadores a sueldo de Washington hicieron explotar una bomba durante una movilización del “New Jewel Movement” en el Parque Queens, provocando la muerte de tres jóvenes mujeres. Estados Unidos no ocultaba en ese momento su intención de invadir Granada. Para ello, creó un clima político que justificara su invasión.

El asesinato de Bishop, el querido dirigente revolucionario, era parte de los planes de Washington y Londres. Seis días antes de la invasión de Estados Unidos, Bishop fue asesinado por integrantes disidentes de su propio partido que lo acusaban de ser un pequeño burgués. Un sector de los dirigentes del partido de Bishop pretendía establecer una dirección colectiva. Tanto Bishop como sus ministros en el Gobierno Einstein Louison, Unison Whitean y Jaqui Creft se oponían a una dirección colegiada.

El segundo en mando del “New Jewel Movement” y viceprimer ministro, Bernhar Coardk, dispuso en medio de la pugna insurgente interna en el movimiento revolucionario de Granada el arresto domiciliario de Bishop. Al trascender la noticia, los obreros portuarios decretaron una huelga general. El 19 de octubre de 1983, a las 11:00 de la mañana, una multitud se manifestó agitando carteles que leían: “Queremos a Bishop. No a Coard”. Bishop fue liberado y la multitud lo acompañó hasta Fort Rupert, el cuartel del Ejército donde había sectores insurgentes de la milicia. El golpe de Estado se detuvo momentáneamente.

Empero, a las 3:00 de la tarde se escucharon disparos de armas automáticas. No fue hasta horas de la noche cuando Radio Free Granada informó que un Consejo Militar había tomado el poder y se decretó un toque de queda. Bishop y sus quince compañeros que entraron Fort Rupert resultaron muertos en medio de lo que se alega fue “un intercambio de disparos”. Sin embargo, del lado de Coard no hubo muertos. A esa altura de los acontecimientos, Bishop había perdido la batalla por el poder.

En medio del caos, Estados Unidos adujo para justificar su invasión que la vida de 600 estadounidenses que residían, estudiaban o trabajaban en Granada estaba en peligro. No obstante, Tom Adams, entonces presidente de la vecina isla de Barbados y propulsor de la invasión, reconoció en una conferencia de prensa que ya el 15 de octubre, es decir, cuatro días antes, Estados Unidos ya tenía planificada la invasión militar a Granada. Esto lo reconoció también el embajador estadounidense en Paris.

La muerte de Bishop evitó que se organizara una resistencia contrala invasión estadounidense. El movimiento “New Jewel Movement” se había debilitado con las pugnas internas. La administración gubernativa del presidente Ronald Reagan y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) aprovecharon muy bien las pugnas internas en el “New Jewel Movement” para impedir el surgimiento de una segunda Cuba en el Caribe. Está todavía por investigarse y descubrirse cuál fue el papel de la CIA en el asesinato de Bishop.

Durante la invasión, la ciudad de St. George’s fue bombardeada desde aviones, helicópteros y buques de guerra durante tres días. Luego, unos 7,300 infantes de marina y paracaidistas incursionaron en territorio granadino. Se registraron 8 muertes de granadinos y más de 500 heridos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó la invasión. El presidente Reagan proclamó: “Llegamos apenas a tiempo para evitar la ocupación de Granada por los cubanos”. Los estudiantes estadounidenses en Granada testimoniaron a la prensa luego de la invasión que nunca se sintieron en peligro, como alegaba el Gobierno de Estados Unidos. Se resistieron a abandonar Granada tras la invasión.

Años después, el aeropuerto que había comenzado Bishop fue terminado con ayuda estadounidense, pese a haber sido una de las justificaciones de la invasión. Washington afirmaba que se estaba construyendo para uso militar conjunto entre Cuba y la URSS. Sin embargo, después de la invasión se probó que solamente había trabajadores civiles cubanos y ningún asesor militar cubano o soviético.

El autor fue columnista del desaparecido periódico El Mundo y ha escrito columnas y colaboraciones de análisis para la sección de noticias internacionales de El Nuevo Día. Es actualmente oficial de prensa y comunicaciones de la Unión General de Trabajadores (UGT).

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