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Colombia: Exguerrilleras de las FARC denuncian crueles abortos forzados

20 días, Paola Díaz dejo a Johana atrás en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En las filas de la guerrilla desde sus 14 años, Díaz, alias “Johana”, llegó a ser parte del primer anillo de seguridad de un importante jefe del grupo rebelde.

“Entré a la guerrilla porque me dijeron que podría estudiar, tener pago y salir adelante, pero eso nunca pasó”, dijo la joven de 24 años. “En 10 años que estuve allí solo pasaron tragedias, estuve a punto de morir varias veces”.

Consciente de las falsas promesas, Díaz permaneció en las FARC por miedo.

Pero el dolor por perder a su segundo hijo en un aborto forzado por orden de sus superiores le dio el coraje de huir.

La joven no conocía el programa del gobierno que ayuda a los desmovilizados. Todo lo que le decían en las FARC era que, si se entregara, el Ejército acabaría con ella.

“Es tan dura la situación adentro que uno se arriesga incluso a eso, con tal de no seguir viviendo ese infierno”, expresó.

La primera vez que quedó embarazada tenía 15 años. Díaz avisó a los cabecillas de su embarazo, pero dejaron pasar el tiempo. A los ocho meses le hicieron abortar.

“Mi hijo nació vivo, lo alcance a tener en mis brazos, pero luego me desmayé. Ellos me lo quitaron y lo ahogaron”, dijo.

Su segundo aborto fue inducido el año pasado con medicamentos suministrados en una bebida. Desde entonces comenzó a planear su fuga.

En el reglamento de las FARC está establecido que nadie puede tener hijos. Sin embargo, las “mujeres con poder”, como las parejas de los comandantes, gozan de ese privilegio, Díaz dijo.

“Como mujer y madre lo que más quiere es tener a su hijo, pero no conocí ni una sola guerrillera de base a la que le dejaran tenerlo”, dijo. “A todas nos sacaban el niño, entonces esa igualdad de la que hablan es una gran mentira”.

Además, los cabecillas de las FARC aprovechan su alto rango para forzar a las guerrilleras a tener sexo con ellos bajo distintas amenazas, denunció Díaz.

“Nosotros (guerrilleros) somos también víctimas de ellos”, dijo. “No creo que pueda perdonarlos. Para mí sería muy estupendo que pagaran con cárcel porque no me hicieron daño solo a mí, a las niñas que están allá les siguen haciendo lo mismo, hay que ponerle punto final”.

Con el apoyo del gobierno, Díaz espera estudiar, buscar un trabajo y al fin tener la suerte de ser madre.

Marcela Gómez, alias “Diana”, de 37 años, quien se desempeñaba como líder de masas haciendo propaganda de las FARC, se desmovilizó hace un mes después de 23 años.

“El trato en la guerrilla hacia las mujeres es de humillación y crueldad”, expresó. “Vi cómo le realizaban abortos a las muchachas a la fuerza sin aplicarles nada para el dolor. Les sacaban los bebecitos por pedazos, eso es inhumano”.

Para Gómez, lo más difícil durante su estadía de más de dos décadas en las montañas colombianas fue ver morir a su hermano asesinado igual que otros menores fusilados sin justa causa.

“Las FARC hablan muy bonito a la comunidad internacional, pero hacen cosas innombrables internamente”, dijo. “Yo vi fusilar muchachos porque se comieron una lata de sardinas, o cosas así tan insignificantes”.

Gómez llamó a sus excompañeros a creer en la oportunidad para vivir mejor.

“Que todos los muchachos que se encuentran privados de la libertad se desmovilicen, ya que el gobierno está prestando importantes beneficios, seguridad y formas para estudiar, trabajar y rehacer sus vidas junto a sus familias”, concluyó.

Volver a ser mujer

El gobierno reconoce como fundamental el papel de la mujer dentro de los grupos ilegales, según el capitán Ronal Romero, encargado de la oficina de planeación estratégica del Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado (GAHD) del Ministerio de Defensa.

Así que desmovilizar a las guerrilleras es una estrategia para debilitarlos.

“Por eso estamos quitando a las FARC la enfermera, la radista (encargada de las comunicaciones), la compañera, y cuando la mujer se viene y ha dejado una relación de pareja habla a esa pareja para que se venga”, explicó.

Los frecuentes abortos – que pueden sumar hasta cinco en una sola guerrillera – son la principal razón para desertar, según Romero.

Entre enero de 2012 y lo corrido del 2013, 244 mujeres desmovilizadas reportaron 43 abortos al GAHD.

“La organización hace abortos de un feto no de dos o tres meses, es un aborto de una criatura que ya tiene seis, siete u ocho meses, son casos absurdos. Podemos llamar una masacre de los no nacidos”, señaló.

Con los programas de desmovilización, cada vez más mujeres encuentran el verdadero camino para desarrollarse como parejas y madres, recuperar su capacidad de dar vida y cuidarla, dijo Romero.

De los 26,704 desmovilizados desde el inicio del programa, en 2002, 5,138 son mujeres (19.2%), de acuerdo con el Ministerio de Defensa.

En 2003, ya han desertado 261 mujeres de un total de 774 desmovilizados.

“Ya alcanzamos un 25%, esto quiere decir que ahora uno de cada cuatro desmovilizados es una mujer”, subrayó el oficial. “Si la mujer decide desmovilizarse con su compañero o si tiene algún hijo puede tener un hogar especial, se les da las comodidades que necesitan para emprender una nueva vida y ser lo que se le prohibió ser.”

Tras los nueve meses que dura el proceso de adaptación, estas mujeres son incluidas en el programa de reinserción del gobierno. Allí son acompañadas psicológicamente y guiadas para que emprendan estudios mientras reciben la capacitación necesaria para realizar un trabajo que les permita subsistir.

* Nota del editor: Para proteger las guerrilleras desmovilizadas que hablaron con Infosurhoy.com, sus nombres y aliases fueron cambiados.

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