Manifiesto para la Refundación de España

Por: Carlos Martínez-Cava

Nuestros mayores creyeron y desearon una España mejor para todos y para los que vendrían después de ellos. Nosotros también. Nuestros mayores quisieron una España donde la libertad, la igualdad y la participación en la vida pública fuesen accesibles a todos. Nosotros también.

Hubo españoles que, en 1978, creyeron en el mensaje que lanzó aquella clase política. Españoles que fueron invitados a confiar en las nacientes Comunidades Autónomas como instrumentos administrativos para potenciar la capacidad de decisión y conseguir mejores servicios allí donde residiéramos.

Hoy ha llegado la hora de poder afirmar sin titubeos que el Estado de las Autonomías fue -y es- el inmenso error que nos está conduciendo a la ruina y a la división entre los españoles.

El goteo permanente de cesión de competencias, junto con una ley electoral que dotó de injustificados privilegios a minorías que han resultado siempre ser desleales con el resto de España, nos hace preguntarnos donde está el final del Estado de las Autonomías. Y la respuesta nos lleva al abismo, a la quiebra misma de la economía, a la pobreza, a la desesperación, y al aislamiento internacional.

Ningún partido político escapa a la dureza de este análisis y a su responsabilidad histórica en la grave situación que padecemos. Todos han sido partícipes y causantes. Precisamente, en 1998-99 se produce la cesión definitiva a todas las comunidades en competencias como Sanidad y Educación.

La transferencia de las competencias educativas en todos los niveles (educación primaria, secundaria y universitaria) y la implantación de políticas lingüísticas en determinadas Comunidades Autónomas en detrimento del castellano, lengua española oficial del Estado, junto con la práctica ausencia de ejercicio de las potestades de éste para la alta inspección del sistema de enseñanza, han conducido a la fragmentación de buena parte de los contenidos educativos y a la coexistencia en el territorio español de sistemas de enseñanza distintos, y aún opuestos.

En materia de urbanismo, la fragmentación competencial entre Administraciones autonómicas y Corporaciones Locales, ha frustrado la formulación de una política de suelo, vivienda y medio ambiente adecuada para todo el conjunto del territorio español. Con ello, hemos asistido fenómenos de corrupción que, a todos, nos han escandalizado.

Y cuando ya todos pensábamos que no quedaba nada por transferir, se inició una reforma de los Estatutos de Autonomía –por parte de los denominados “partidos constitucionalistas”- que, en la práctica están suponiendo la ruptura de la unidad de mercado, de la unidad de jurisdicción, de la igualdad en prestaciones sanitarias, educativas, el blindaje de recursos naturales que, a todos los españoles nos pertenecen. Y lo que es, más grave, la creciente aspiración a que las comunidades (que no debían ser más que la delegación y representación del Estado en las distintas regiones de España) se constituyan en entes que quieran tratar de igual a igual a la Nación Española.

No podemos permanecer impasibles a este escenario. No podemos, si de verdad sentimos que España es la Nación donde todos cabemos y somos cobijados, mirar para otro lado.

No podemos asistir impasibles a la ruina económica de España, a su quiebra estatal e histórica.

En 2009 el déficit público ha superado el 11 % del PIB, y ello en gran parte por el déficit de las Autonomías. La Agencia Standard&Poor´s no descarta, para éste año 2010, la rebaja de los rating de los gobiernos autonómicos y locales,- lo que nos dejará en la peor posición de Europa, junto a Rusia-.

Cada español es, ahora mismo, deudor del inmenso déficit que Comunidades Autónomas y Ayuntamientos han creado. Y lo es con un salario medio de los más bajos de Europa (estimado en 20,438 € anuales, frente a los 47,529 € anuales de Dinamarca). Lo es con una clase política blindada en privilegios de pensiones vitalicias obtenidos en escaso tiempo cuando al español medio le supone 35 años de esforzado trabajo.

Y, como se ha dicho recientemente: Hoy, treinta años después, la España de las autonomías no sólo es un Estado en disgregación donde ni siquiera es posible mantener un idioma común, sino que, además, se ha convertido en un monstruo político, burocrático y clientelar.

España es hoy el Estado más costoso de mantener de todo el Occidente desarrollado, con diecisiete gobiernos y parlamentos regionales que legislan sin necesidad, sólo para justificar su existencia, y cincuenta gobiernos provinciales (diputaciones), con una legión de políticos mediocres al frente, todos ellos, pugnando por rodearse de su propia corte fastuosa, dominada por el reparto de prebendas, privilegios y ventajas.

Para todos nosotros, la soberanía nacional del pueblo español, es única e infraccionable. No existen diferentes “naciones estatales” en el ámbito político español, y no resultaría admisible cualquier planteamiento federal, al ser España un cuerpo político unitario-solidario.

Abrimos los brazos a cuantos quieran ayudarnos evitar el colapso de España. Acogemos a cuantas voces desde el mundo de la razón, la Universidad, el mundo profesional, empresarial, juvenil y trabajador quieran y deseen habitar en una España mucho más justa y solidaria que el doliente e insostenible Estado que nos han legado.

Invitamos a considerar la autonomía municipal en detrimento del Estado de autonomías políticas vigente, que favorece un ultra-regionalismo reivindicativo, insolidario y desnacionalizador. Deseamos la elección directa mediante listas abiertas, de los miembros que conforman la Corporación municipal, que elegirán de su seno al Alcalde.

Propugnamos la consideración de la Provincia como Comunidad de Municipios, , y cuyo órgano de gobierno, la Diputación, se conformará a partir de la participación de los distintos municipios que constituyen la Provincia-Comunidad reunidos en Juntas Generales, en el seno de las cuáles se elegirá al Diputado General. Las Diputaciones Generales dispondrán de competencias reglamentarias desarrollando y adecuando la norma estatal a la idiosincrasia local. Éstas tendrán, además de competencias presupuestarias, sobre unos ingresos provenientes de los impuestos locales, la asignación del Estado en virtud del número de habitantes censados en cada pueblo y ciudad.

Deseamos la determinación constitucional de premiar las competencias de Ayuntamientos y Diputaciones como los verdaderos entes que permitan una descentralización administrativa que optimice los recursos humanos y económicos y eviten el despilfarro y la política de destrucción de la unidad de España.

Aspiramos con todo ello, a un Estado donde las autonomías sean contempladas en retirada y se considere una forma de Estado más representativa y que no resulte deficitario para el erario del contribuyente.

Os convocamos a todos a esta hermosa empresa: Pidamos a todas estas Comunidades Autónomas a que devuelvan al Estado Central las competencias esenciales que, realmente, hagan posible cumplir la igualdad entre todos nosotros. Pidamos, en definitiva, una verdadera reforma constitucional que redefina el sistema de descentralización administrativa del Estado, poniendo fin al actual régimen de las Autonomías. Pidamos un blindaje de la unidad de la Nación española.

Ya no es la hora del amago, de la búsqueda de un voto, del disfraz o del programa de cortoplazo puramente economicista. Llamamos a la unidad, al trabajo en común de todos los españoles en este momento de grave crisis histórica, institucional, económica y moral. Llamamos, por encima de banderías, partidos, plataformas o foros a la hermosa tarea de soñar de nuevo España. De refundar España bajo premisas generosas que nos devuelvan el orgullo y la alegría de trabajar en un solar común, sin discriminación alguna por nuestro lugar de nacimiento, acento o preparación profesional.

Para que nadie, ningún español, se sienta discriminado por razón de lengua, de prestaciones sanitarias, educativas, judiciales, fiscales.

Para eso os llamamos. Para que los deseos de concordia, paz y libertad de nuestros mayores, y que siguen vivos en nosotros, sean realizados transformando nuestra crítica realidad de hoy en un prometedor y más justo mañana.