Las grandes diferencias políticas, los motes de “fascista” y “asesino” de un lado y de “incompetente” e “ilegítimo” por el otro, pasaron a segundo plano por un momento cuando el presidente venezolano Nicolás Maduro estrecho la mano del líder opositor Henrique Capriles.
El encuentro tuvo lugar en el Palacio de Miraflores, con motivo de una invitación de Maduro a todos los gobernadores, alcaldes y ministros, para tratar el tema de la violencia y la criminalidad, mientras el país seguía conmocionado por el asesinato de la ex reina de belleza Mónica Spear y su pareja.
“Estoy en Miraflores —dijo Capriles en Twitter. Iría a cualquier parte por el bien de la seguridad de los venezolanos”.
El lunes por la noche Mónica Spear, de 29 años y actriz de la cadena estadounidense Telemundo, y su pareja, Thomas Henry Berry, de 39 años, fueron emboscados por ladrones y acribillados a balazos dentro de su automóvil mientras la hija de ambos, Maya, de cinco años, resultó herida y se encontraba este miércoles en condición estable.
Maduro, quien ha comenzado varias iniciativas anti-crimen desde que tomó posesión de la presidencia, pidió un nuevo esfuerzo.
“Esta no puede ser otra reunión más”, dijo. “Es un gran reto que asumimos, sin escurrir el bulto y sin vacilar frente a la responsabilidad. La asumimos completamente. Hay que combinar un conjunto de acciones, locales, regionales, comunales. Combinar acciones de carácter táctico”, dijo el Presidente.
La tasa de homicidios en Venezuela en 2013 fue de 39 por cada 100,000 habitantes, aunque organizaciones no gubernamentales aseguran que es el doble y que hay unos 25,000 asesinatos anualmente.
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