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Migrantes caribeños enfrentan grandes riesgos en rutas ilegales

Una semana después del naufragio de su sobrecargado velero en las Bahamas, un grupo de migrantes haitianos se reagrupó el 3 de diciembre para cruzar el Mar Caribe. Esta vez, el viaje fue a bordo de un avión fletado por las autoridades de las Bahamas para regresar a Haití. El regreso representó un fracaso para los 110 haitianos que habían sido detenidos intentando llegar ilegalmente a las Bahamas. Para varios otros que desaparecieron cuando el barco naufragó, el viaje fue una decisión fatal.

Las autoridades de las Bahamas dijeron que al menos 30 personas del barco fallecieron.

Los migrantes indocumentados se enfrentan a muchos peligros al intentar cruzar fronteras internacionales, desde organizaciones criminales a terreno hostil. Sin embargo, las autoridades policiales en todo el Caribe se preocupan de que los inmigrantes no estén conscientes que las cambiantes condiciones climáticas y la naturaleza indomable del mar son algunos de los mayores peligros que pueden enfrentar.

En los últimos meses, las autoridades estadounidenses han notado un aumento del número de haitianos que salen de República Dominicana. Si bien el viaje es relativamente corto, hay poca certidumbre de que será seguro.

“La Isla Monito no tiene una costa [fácilmente accesible], así que [los migrantes] se ven obligados a saltar al agua y escalar una pared muy pendiente”, comentó Jeffrey Quiñones, portavoz de Aduanas y Protección de Fronteras en Puerto Rico y las Islas Vírgenes Americanas.

Quiñones afirmó que las autoridades encuentran ocasionalmente cuerpos de migrantes que no pudieron llegar a la orilla, incluido un cubano de unos 50 años encontrado recientemente cerca de Monito.

Incluso para los que llegan a tierra en otro país, el viaje por mar cobra su precio. Además de la deshidratación y exposición al sol, algunos sufren heridas e infecciones durante el trayecto.

Para los haitianos que llegaron a las Bahamas a finales de noviembre, el viaje se convirtió en una pesadilla de una semana que dejó a muchos con hematomas y golpes.

“Tienen un aspecto terrible cuando los ves por primera vez”, declaró el pastor Antoine St. Louis, quien lidera la Asociación Haitiana Unida en las Bahamas. “Algunos de ellos dicen que ojalá no hubieran hecho el viaje”.

St. Louis, pastor en la Capilla Victoria en Nassau, Bahamas, culpa a los tratantes de personas por organizar el viaje y vender a los migrantes la ilusión de que hay empleos que los esperan al otro lado.

“Los capitanes de barco dan el mensaje erróneo de que las Bahamas están abiertas y Estados Unidos está abierto”, indicó St. Louis. “Pero no hay trabajo”.

Líderes haitianos reconocen que las condiciones de vida en su país de origen siguen siendo deficientes para muchos, a pesar de los altos niveles de ayuda extranjera recibidos tras el terremoto de 2010.

“Es terrible para la gente vivir en condiciones tan desesperadas”, precisó Tobias Metzner, gerente del programa para el contratráfico y gestión de la migración de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Haití. “Para muchos, subir al barco es la oportunidad posiblemente de sobrevivir, y quedarse es poco menos que una condena de muerte”.

Metzner dijo que la OIM intenta promover rutas normales de migración para los haitianos, en parte para establecerlos en países donde pueden trabajar y enviar dinero a casa para continuar la reconstrucción del país. Brasil ha sido especialmente activo en la reubicación de haitianos desde 2010, agregó.

Sin embargo, Metzner señaló que uno de los principales obstáculos para contrarrestar la trata de personas y la emigración ilegal en Haití es ocuparse de la economía que ha emergido en torno al crimen.

“Hay personas que construyen los barcos, los capitanes que los pilotan y los sacerdotes de vudú que organizan las ceremonias antes de que salgan los barcos”, agregó Metzner. “Es una industria con su propia dinámica”.

Un riesgo todavía mayor procede de las operaciones criminales que organizan viajes de trata de personas en el Caribe y otros lugares. La Unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos es la principal agencia a cargo de combatir grupos de trata de personas.

“Es un problema grande, tanto a nivel humanitario como a nivel de investigación”, señaló Gerard O’Neill, agente especial auxiliar a cargo de Investigaciones de Seguridad Nacional en Miami. “Es un negocio muy lucrativo y que continuará, y por eso una de nuestras prioridades es infiltrarnos en esas empresas criminales”.

Otro problema para los migrantes es que están forzados a pagar a los traficantes o acordar un préstamo, independientemente de si llegan a su destino o no, indicó Quiñones.

Las autoridades de las Bahamas no han identificado a los traficantes responsables del barco que encalló a finales de noviembre. Sin embargo, supervivientes del viaje dijeron haber pagado hasta $3,000 dólares para hacer el viaje de modo seguro.

St. Louis espera que su país se recupere pronto, con una mejor organización del gobierno haitiano y la continua inversión de los haitianos en el exterior. pero el gobierno debe encontrar modos de alentar a sus ciudadanos a quedarse en el país, y los residentes también deben cumplir sus responsabilidades, agregó.

“Queremos alentar a los haitianos a quedarse en casa y usar ese dinero [que pagarían a los tratantes] para invertirlo en un negocio”, comentó. “Eso les ayudaría, ayudaría a la comunidad y ayudaría al país”.

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