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China y Rusia en Latinoamérica: ¿Y ahora qué?

Los cubanos no podemos olvidar que fue el apoyo ruso quien posibilitó, económica y militarmente, la consolidación del castrismo en el Hemisferio Occidental.

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El actual mes de Julio ha sido pródigo en acontecimientos latinoamericanos. Primero, terminó en Brasil la Copa del Mundo de Fútbol, que incluso habiendo sido ganada por Alemania frente a Argentina, ese resultado para nada tiró el brillo de Latinoamérica en general durante la competencia, en la que, encabezada por Argentina, que disputó la final a sangre y fuego, Colombia, Costa Rica, Chile y Ecuador, jugaron papeles muy encima de lo esperado. La decepción fue el anfitrión Brasil, pero incluso siéndolo, ocupó el cuarto lugar en la competencia.

En segundo lugar y pasada la Copa, se celebró en Brasil una importante reunión de los 5 países integrantes del Bloque BRICS, que además de Rusia y China, reúne a Brasil, Sudáfrica e India. En la reunión formalizaron la conformación de un Banco de Desarrollo, con el objetivo de hacer contrapunto al capital de EUA, al banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.

En tercer lugar, Vladimir Putin ejecutó un periplo por varios países de Nuestra América, comenzando por Cuba, a la que inyectó con dinero e inversiones, que incluyen un aeropuerto con probables objetivos militares y se habló de la reapertura de una base de espionaje electrónico, “negada” posteriormente. Las visitas de Putin se sucedieron a países del cordón castro-chavista e incluyeron a Argentina y Brasil, donde se celebró la reunión del BRICS.

Y en cuarto, pero no en el último lugar de importancia, el primer ministro chino Xi Jinping imitó a Putin y realizó un amplio periplo cargado de dólares, que se suman a los ofrecidos por el nuevo Banco de desarrollo anunciado por los BRICS. Xi lanzó un salvavidas monetario a Argentina para tirarla del “defoult”, firmó decenas de contratos favorables en Brasil, tiró otro salvavidas económico a Venezuela, de ojo en su petróleo, y finalmente fue a Cuba a “reforzar” los lazos que le permiten tener una base de espionaje contra EUA en la isla y ofrecerle “villas y castillas”.

Para cualquier observador informado sobre los problemas económicos y políticos de la región, conocedor además del abandono que EUA ha hecho de la región en los últimos años, encuentra en esta falta de atención de EUA la razón de la premura de Rusia y China en hacerse presentes de manera sólida en nuestro Sub Continente, entrando por el lado que en estos momentos Latinoamérica más necesita: apoyo financiero e inversionista direccionado a países claves, donde el antinorteamericanismo ha hecho sus metástasis alentadas desde Cuba.

¿Habrá respuesta norteamericana a semejantes presencias hostiles a EUA? Nada en contra de que los países de América Latina se beneficien de financiamientos e inversiones de quien quiera que sea, siempre que sea capital limpio. Lo que extrañamos es el tono anti norteamericano que ha imperado durante estas ruidosas visitas, donde se han premiados los procedimientos de la izquierda latinoamericana, incluso aquellos que han fracasado rotundamente, como es el caso de Argentina, Venezuela y Cuba en primerísimos lugares y de Brasil en segundo lugar, donde se pretende “calzar” a la izquierda antes las elecciones.

Esta presencia importante de una Rusia anexionista en Latinoamérica, que hace “de todo” porque nos olvidemos que se anexó a Crimea, incluso mandando a derribar aviones civiles en un conflicto artificial de baja intensidad, ejecutado con el único objetivo de ofrecer la paz en la Ucrania Oriental, para que no se hable más nada sobre la Crimea ocupada, es señal de una necesidad imperiosa de “hacer amigos pagándoles sus cuentas” sólo para congraciarse.

Los cubanos no podemos olvidar que fue el apoyo ruso quien posibilitó, económica y militarmente, la consolidación del castrismo en el Hemisferio Occidental e incubó la metástasis castrista que hoy vemos casi en todo el Sub Continente, precisamente en los países donde las visitas de Putin y Xi fueron a “calzar” las agonizantes economías de la izquierda regional.

EUA no tiene necesariamente que intervenir en ninguno de los países afectados por el antinorteamericanismo, reforzado ahora por las visitas de sus adversarios políticos y económicos a nivel planetario. Sin embargo, se impone la estructuración de una política coherente de su parte hacia Latinoamérica, en los mismos terrenos que acaban de materializar Putin y XI, incluso dentro de Cuba, centro nervioso del antinorteamericanismo regional.

En el caso de Cuba específicamente, las visitas de los presidentes Chino y Ruso a la isla, tuvieron los objetivos de reforzar el espíritu contra EUA de la dictadura cubana, ofreciéndole el capital que ya Venezuela no puede darle e incentivando las inversiones en el Puerto de Mariel, que por depender de EUA, pudiera convertirse en la clave para que EUA inicie su contra ataque geopolítico en Latinoamérica, invitando a la isla a conversar sobre su futuro comercial.

Si Rusia y China están interesadas en las inversiones del Puerto de Mariel, proyectado por Brasil para instalar en la isla una base industrial de mano de obra barata para comerciar con la Costa Este de EUA fundamentalmente, entonces es EUA quien, teniendo las llaves del éxito del emprendimiento, tiene que hacer el llamado a conversaciones con los hermanos Castro con vistas a “discutir” las reglas del juego que tanto Brasil, como Rusia y China quieren imponer en el comercio del Puerto de Mariel con el propio Estados Unidos, sin siquiera consultarlo.

Putin anexó de forma expedita la Península de la Crimea, territorio reconocidamente Ucraniano y pretende ahora, junto a Brasil y China, dictar las reglas del juego económico comercial en Cuba, en lo que respecta al futuro comercio de la isla con EUA, lo que se constituye en un reto importante para la geopolítica trascendente de EUA. No se trata de que EUA anexe a Cuba, tal y como Rusia hizo con Crimea. Se trata de que el gobierno norteamericano preste la atención que merece este peligroso precendente y se disponga a discutir las diferencias con Cuba, haciendo uso de todas las cartas de negociación que posee, que en el caso de Cuba no son pocas.

Raúl Castro ha manifestado varias veces la intención de negociar con EUA y esta es la oportunidad para EUA sentarse a programar una negociación seria. No se trata del levantamiento unilateral del embargo y la liberación de los espías solamente, sino de una negociación donde EUA tendría que usar sus puntos fuetes (cartas de negociación) para pedirle a la dictadura cubana una apertura política, la eliminación de los permisos de entrada de los cubanos en el exterior, libertad de expresión y de partidos políticos dentro de Cuba, entre otros.

Ya un grupo de cubanos pidió al ejecutivo norteamericano que permitiera cierta apertura económica de parte de EUA hacia Cuba. Ahora es el momento de pedirle al gobierno estadounidense la exigencia a Cuba de una apertura política, a cambio de un levantamiento de las restricciones comerciales y económicas que pesan sobre Cuba desde EUA. La negociación de EUA debe llevar implícito, además de otros intereses estadounidenses, la necesidad de una apertura política dentro de la isla, como la única posibilidad de contar futuramente con gobiernos democráticamente electos dentro de la isla, que defiendan el interés nacional cubano por encima del antinorteamericanismo pueril que Rusia y China han ido a incentivar.

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