Quantcast
Uruguay: Más de la mitad de los presos estudia o trabaja - :: TRIBUNA - Puerto Rico :: Política - Noticias de Política - Elecciones - Resultados Electorales - Noticias de Puerto Rico - Encuestas ::

Uruguay: Más de la mitad de los presos estudia o trabaja

Su primer crimen fue suficiente para que Andrés Palomino, de 32 años, esté preso. Ingresó en julio de 2012 por robo con un arma de fuego y cumple una condena de cuatro años. Pero desde el inicio tuvo claro que no quería sumarse al mundo de la prisión.

“Yo trabajé toda mi vida, desde los 15 años, y sé que esto que hice fue fruto de la adicción a la cocaína. Yo no soy ese”, dijo Palomino cuya principal motivación es esposa y dos hijos, de 14 y 15 años. “Lo primero que hice fue conseguir un trabajo, hacer conducta, tener buena relación con la policía y los operadores penitenciarios”.

Con su disposición, le tocó una de las peores tareas: construir el módulo cuatro del Penal de Libertad (la cárcel de máxima seguridad de Uruguay) destruido en el motín de abril de 2012 por los propios reclusos. Comenzaron 17 personas, que debieron resistir agresiones de los otros presos, incluso amenazas de muerte.

“Construir cárceles era de ‘amigo de la policía’ y eso se paga con la muerte”, dijo Palomino.

Fueron 15 días de calvario, pero poco a poco se cambió la percepción de los reclusos. Un año y medio después, cerca de 300 presos trabajan en la construcción y hay una lista de espera de igual cantidad.

Palomino es solo uno de los casi 5,000 reclusos que trabajan o estudian del total de 9,700 presos en Uruguay. En algunas cárceles, el nivel de trabajo y estudio llega a 100%.

Este logro coincide con la creación en 2010 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), el que pasó a hacerse cargo del sistema carcelario en conjunto con el Patronado de Encarcelados. A partir de entonces, el objetivo en las cárceles pasó de ser la seguridad a la rehabilitación, dijo el director del INR, Luis Mendoza.

La rehabilitación se mide según el trabajo, el estudio, la cultura, el deporte y la recreación. Además, el proceso de salida se basa en la progresividad: a medida que mejoran pasan a cárceles de menor seguridad, hasta su libertad.

Hoy día existe en un 85% de policías y 15% operadores carcelarios, aunque en algunas cárceles ya hay mayoría de operadores. El objetivo es llegar a 100% de operadores dentro de las cárceles, y que la policía esté afuera, encargada de la seguridad perimetral.

“La policía no está preparada para la rehabilitación, sino para la represión”, explicó Mendoza. “Desde 2010 se dejaron de tomar policías para las cárceles, solo ingresan civiles, operadores carcelarios preparados para ello a través de llamados públicos”.

Resultados incluyen ahorro

El trabajo de los reclusos en las cárceles implicó ahorros para el Ministerio del Interior.

Una empresa privada había presupuestado$3.5 millones de dólares la obra del módulo cuatro del Penal de Libertad con capacidad para 246 presos. Los presos la completaron con un costo de $500,000 dólares y se lograron más de 446 plazas, dijo el subdirector nacional administrativo del INR, Jaime Saavedra.

“Y los presos logran un buen comportamiento y esto repercute en la familia”, dijo Saavedra. “El ánimo es diferente, reciben mejor a sus hijos, es mucho más humano”.

También aprenden y adquieren experiencia en un oficio que les puede servir una vez que estén en libertad.

“No nos sentimos presos trabajando para esta gente, para nosotros esto es una empresa y venimos muy contentos”, dijo Palomino, quien destaca el hecho de poder incorporar hábitos como levantarse temprano, tener horarios para entrar, para comer, que le servirán en el futuro. “Y los días pasan más rápidos”.

Actualmente, unos 19 reclusos están construyendo el Hogar del Liberado, un espacio para los presos que no tienen donde vivir cuando retornan a la libertar. Tendrá lugar para 50 hombres y 12 mujeres, y se brindará contención y orientación laboral para los que quieren reinsertarse a la sociedad.

La educación es otra de las piezas clave de la rehabilitación. En 2013, unos 5,000 presos realizaron algún curso educativo, dijo José Lucas, coordinador de educación y cultura del INR. Se enseña carpintería, albañilería, confitería, sanitaria, a fabricar tambores, entre muchos otros oficios, ejemplificó.

Pero los reclusos no solo aprenden oficios, sino que, gracias a diferentes convenios con instituciones públicas pueden concluir cursos de primaria y secundaria. En total se estima que existen unos 500 docentes brindando cursos, tanto formales como informales.

En el Penal de Libertad se pasó de 15 presos en cursos a más de 700 hoy día. También existen dos reclusas que están realizando estudios universitarios, uno de psicología y otro de veterinaria.

“Lo importante es que existen más cursos, más personas participando y sobre todo más interés por parte de los reclusos. Las personas se sienten realizadas cuando reciben un certificado de que completó un curso”, dijo Lucas.

InfoSurHoy.com es una fuente global de noticias e informaciones que vienen y hablan de América Latina y del Caribe.

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply