Tuvo que venirlo a decir un Nobel de Economía

No pensar que la única forma de salir de la crisis de la degradación crediticia es a través de un plan de desarrollo económico es estar enajenado de la realidad. Lo ha tenido que venir a decir a Puerto Rico nada menos que un Premio Nobel de Economía, el señor Joseph Stiglitz.

Stiglitz, quien se encuentra en Puerto Rico por invitación del Centro para una Nueva Economía, espetó el axioma bien adentro en los oídos de nuestros gobernantes de turno: “Puerto Rico tendrá que crear una agenda comprensiva de desarrollo” como parte de un plan para sacar al país de su actual crisis económica y fiscal.

No es una locura, entonces, la resolución del senador Gilberto Rodríguez Valle, quien pide se investigue la viabilidad de sembrar uvas a gran escala en Puerto Rico. Ya una familia emprendedora de Aguada ha logrado en el país el cultivo de 16 variedades de uvas. Este proyecto de siembra de uvas en Puerto Rico se originó en el techo de una residencia que cuenta con aproximadamente 1,600 pies cuadrados, bajo la premisa de los “Techos Verdes”, mediante un cultivo controlado de plantas importadas del Estado de California.

Dice el senador Rodríguez Valle que la intención de estos agricultores innovadores es desarrollar su cultivo en el noroeste de Puerto Rico y presentarle propuesta y alternativas al Departamento de Agricultura para industrializar el cultivo de la uva en Puerto Rico. Agrega el legislador que esta idea cuenta actualmente con 16 variedades de uvas de mesas y entre ellas, se encuentran uvas hábiles para la producción de vinos.

Sin duda, el futuro económico del país estriba en la agroindustria. Las administraciones gubernativas de turno han mirado solapadamente a la agricultura como una actividad del pasado y no apropiadas para la modernidad. La atención de los gobernantes que se han sucedido en el poder ha estado centrada en la industria tecnología de punta. Pero, después de la eliminación del incentivo de exención tributaria de la Sección 936 del Código de Rentas Internas, Puerto Rico dejó de ser un atractivo para la inversión de esa industrial la cual no llega al país en la cuantía necesaria para coadyuvar a su desarrollo económico..

Puerto Rico hubiera podido explotar su capacidad endógena mediante la agroindustria. Tenemos una tierra es ubérrima y el país posee el conocimiento tecnológico, los profesionales y una mano de obra diestra y razonablemente escolarizada. Únicamente hace falta confianza en el potencial intrínseco de nosotros mismos, orgullo nacional y voluntad política.

La agricultura no únicamente sostiene la capacidad alimentaria de un país. También posibilita un valor agregado que incide en el desarrollo industrial y la creación de empleos a través de la agroindustria. Si tuviéramos gobernantes visionarios. Puerto Rico hubiera podido explotar su capacidad endógena mediante la agroindustria. Tenemos una tierra es ubérrima y el país posee el conocimiento tecnológico, los profesionales y una mano de obra diestra y razonablemente escolarizada. Únicamente hace falta confianza en el potencial intrínseco de nosotros mismos, orgullo nacional y voluntad política.

No necesariamente es con grandes industrias tecnológicas que se puede lograr el progreso de un país. También con la suma de inversiones modestas se alcanza el progreso económico. A veces con mayores garantías de durabilidad, porque es una actividad económica que nace de las propias entrañas del país; algo propio.